sábado, 24 de agosto de 2019

Anon


Desde un mundo futurista bastante avanzado en ciertos aspectos pero en otros muy similar al siglo 21, donde la privacidad se ha vuelto algo obsoleto casi como un rincón oscuro olvidado por Dios, pues todo individuo alrededor de dicha ficción debe registrar en alta definición de audio y video cada asqueroso acontecimiento ocurrido durante sus miserables existencias incluso esos incómodos segundos finales de vida; ya que sus cerebros están siempre conectados al ether o sea al maldito ciberespacio, en el cual los registros generados por cualquier individuo son accesibles sólo para las dichosas autoridades y también para quienes los concibieron. A pesar de que el anonimato sea considerado como una porquería dentro de aquella sociedad utópica, también es una ventaja que saca lo mejor de ambos mundos: el real y el digital.


Sal Frieland el detective del futuro quien resuelve crímenes husmeando en las mentes de los ciudadanos, esta vez investigará a una asesina poco común capaz de bloquear o modificar los registros de memoria para así cubrir sus huellas, y además antes de ejecutar a sus victimas hackea sus funciones ópticas a las que ellos llaman el ojo mental; entonces sucede que las escaleras se alargan o se encogen repentinamente, e inclusive trenes que no están ahí aparecen peligrosamente cuando no deberían de aparecer, y todas esas extrañas situaciones peligrosas las cuales nadie desea. Ella no necesita permiso para entrar al ether pues puede acceder cuando lo desee, claro que con criminales así la integridad del sistema queda demasiado comprometida maldita sea. ¿Cómo harán para detener a esa perra? Para atraparla antes deberán escanear su frecuencia rastreando la cadena del proxy desde el registro de los asesinatos, y luego hacer cosas muy pero que muy malas para sacarla del anonimato.


"Anon" estrenada en 2018, una película original de Netflix escrita, producida y dirigida por Andrew Niccol, cuyo argumento se basa un poco en la idea tomada de cierto episodio perteneciente a la primera temporada de "Black Mirror"; ciencia ficción británica con ese tono característico hasta cierto punto deprimente, aunque quizá sonrían un poco más que esos fríos soviéticos o los eficientes alemanes. Entre las diferentes maneras de hacer películas siempre ha existido predominio por parte de algún gremio o región dentro de ciertos géneros durante distintas épocas, ya sea por la forma de concebir una visión o también de materializarla. Los alemanes dominaron en la era del cine mudo con el surrealismo y el expresionismo, durante la década del setenta los italianos fueron la autoridad en películas de acuchillados o qué me dicen de los franceses con sus filmes eróticos, y ahora los malditos británicos han tomado el poder en cuestiones de ciencia ficción.

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