¿Qué tan delgada es la línea que
separa a lo racional de lo irracional dentro de una guerra? ¿Quién decide quienes
deben vivir o morir? ¿Acaso nuestra destrucción beneficiaría al planeta? ¿Ayudará
a que crezca la hierba o a que luzca más bella la luz solar? ¿De dónde surge
tanta horrible crueldad? ¿De quién es obra? ¿También en ti existe esta terrible
oscuridad? ¿Has vivido alguna vez dentro de ese triste despertar?
Son tiempos de un conflicto bélico
interminable conocido oficialmente como la Segunda Guerra Mundial, alrededor de
algún evento registrado entre las páginas de la historia bajo el nombre de la Batalla
de Guadalcanal; los soldados norteamericanos de ciertos batallones e
infanterías deben exterminar a los malditos japoneses quienes se ocultan entre
la hierba, ya que los muy bastardos colocaron un campo aéreo por ahí y está
causando muchos problemas. ¿Qué significa esta guerra en medio de la
naturaleza? ¿Acaso la naturaleza tiene un poder vengador? Esos japoneses hijos
de perra han tomado la jungla, sin embargo, los valientes hombres del ejército yanqui
esta vez deberán arriesgar algo más que sus inútiles traseros para que así los
Aliados logren avanzar por territorio del Pacífico. ¿Me pregunto cómo será la
muerte? ¿Qué debe sentirse al saber que quizá pronto podría ocurrir el último
suspiro? Tristemente no hay otro mundo después de este en el que todo sea
perfecto, sólo existe este maldita sea; tal vez todos los hombres poseamos una
sola alma, de la cual todos formamos parte y todos los rostros son el mismo
hombre, como un único ser. La guerra es una cruel mentira más en este sucio
mundo, tal como eso que los jóvenes reclutas oyen y ven; cuantas mentiras
escupen los congresistas, constantemente cambian su versión uno detrás del otro,
la única verdad es que los quieren muertos o viviendo sus mentiras.
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