martes, 13 de septiembre de 2016

La Soga


El poder de matar puede ser tan satisfactorio como el poder de crear, es por ello que el crimen también debería ser considerado un arte; y como tal el privilegio de cometer un crimen tendría que reservarse a unos pocos individuos superiores, obviamente las víctimas deben ser seres inferiores cuyas vidas sean insignificantes.

Los seres inferiores inventaron el bien y el mal porque lo necesitaban, pero Brandon y Phillip son hombres intelectualmente superiores que están por encima de los conceptos morales tradicionales, es más ni siquiera el champagne que beben está a su altura. Teniendo la firme intención de probar su superioridad ellos han seleccionado a David Kentley como la víctima perfecta para el crimen perfecto, y después de estrangularlo han ocultado su cuerpo dentro de cierto baúl sobre el cual han servido un banquete e invitado algunos conocidos y conocidas de David, con destino a una fiesta cuidadosamente organizada por Brandon para que nada salga mal. El profesor Rupert Cadell, persona con la cual comparten diversas concepciones ideológicas sobre el asesinato también fue invitado a la fiesta; pero en un giro de la trama típico entre las películas de Hitchcock, Rupert encuentra el sombrero de David Kentley en el guardarropa y exhibe el crimen que esos raros de Brandon y Phillip intentan ocultar para no ser juzgados por la sociedad, convirtiendo así al crimen perfecto en un crimen imperfecto. 


"La Soga" del año 1948 fue una cinta experimental de Alfred Hitchcock mejor conocido como "El Maestro del Suspenso", toda la maldita película está filmada en una sola toma con varios paneos de cámara en torno a la sala de un departamento. El elenco está compuesto por actores taquilleros de la época como James Stewart, y todo el glamur correspondiente a finales de los cuarenta acentuado por los colores animados del tecnicolor.                                                                                                                         

Cada uno de nosotros es un ser individual con el derecho a vivir, trabajar y pensar como individuo, pero también con la obligación de responder ante nuestra sociedad. Nadie tiene derecho a decidir que individuos son superiores o inferiores, y que es lo que debe de suceder con ellos maldita sea.                                                                                                                               

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