miércoles, 9 de octubre de 2019

Los Inocentes


Mi amado y yo estuvimos echados bajo la sombra del sauce llorón, pero ahora sola yo estoy y lloro al lado del árbol ¡Cantando, sauce llorón! Al lado del árbol que llora conmigo ¡Cantando, sauce llorón! Hasta que mi amado regrese a mi lado bajo la sombra del sauce llorón; versa una antigua canción que aquella inocente niña interpreta antes de dar comienzo a la historia señalada para esta sublime ocasión.


La señorita Giddens es por desgracia la más calificada para viajar hacia cierta casona tenebrosa rodeada por una finca muy alejada de las grandes ciudades, y convertirse en la nueva institutriz de los pequeños huérfanos Miles y Flora quienes perdieron a Mary Jessel su anterior tutora cuando murió de súbito hace menos de un año maldita sea; ella ama a los niños más que a cualquier otra cosa en el mundo y desea poder ayudarlos sin jamás causarles daño alguno, a pesar de que el tal Miles suele ser bastante problemático. Todo es muy bello al principio, pero enseguida dicha tranquilidad será perturbada gracias a la presencia de algunas malditas apariciones que rondan la propiedad; la criada parece conocer muchos secretos aunque tal vez le cueste un poco hablar sobre ello. Luego la señorita Giddens entra en pánico cuando comienza a sospechar que los cuerpos de aquellos inocentes niños son poseídos por unos espíritus infernales, estos fantasmas pertenecen a Mary Jessel la antigua institutriz y su difunto amante Quint fallecido durante la noche más fría e incierta del invierno, quienes en vida tuvieron mucho apego hacia los mocosos y ahora intentan expulsar a sus frágiles almas para continuar con eso que la muerte les arrebató demonios. Posesiones representadas mediante imágenes espeluznantes de una mujer parada inmóvil a la orilla del lago, o con la silueta de un hombre flotando sobre la humanidad de aquel chaval; obviamente la reacción en ambos infantes ante los intentos de protección es inquietante, e inclusive uno muere luego de ser exorcizado diablos.


"Los Inocentes" de 1961, un buen filme británico que inicia con cierta belleza y suspenso mientras quejidos o suspiros resuenan en la oscuridad aunque termina de manera demasiado enfermiza; sin duda una de las escenas más perturbadoras es aquel beso en la boca que Miles le da antes de dormir a la señorita Giddens su institutriz, sólo hacía falta que aquel rapaz endemoniado también le palmeara el trasero o algo así maldita sea. Dicha cinta es la adaptación del libro titulado "La Vuelta de Tuerca" escrito por Henry James, cuyo productor y director el cineasta Jack Clayton es todo un especialista en estos menesteres de trasladar obras literarias a la pantalla grande; además él nunca ha hecho una maldita película que no deseara hacer, así que cuando las hace, las hace muy bien demonios.                                                                                                                   

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